¿Cual es la opción académica que más te convence para detective privado?

¿Qué estará haciendo mi hijo?

Los padres no duermen tranquilos. El nerviosismo, la intranquilidad constante y la preocupación por la conducta de sus hijos les desgasta su salud y, últimamente, también su bolsillo. Identificar sus hábitos nocturnos, descubrir sus malas compañías, confirmar la asistencia al colegio, averiguar el porqué de su repentino descenso en el rendimiento académico o cerciorarse de que no consumen drogas son los principales quebraderos de cabeza que impulsan a los padres a ponerse en contacto con agencias de detectives privados para obtener informes detallados sobre el comportamiento de sus vástagos.

La vigilancia a jóvenes por parte de los profesionales es frenética durante todo el año. Sin embargo, en el verano es cuando más peticiones reciben. «Cuando más casos abiertos tenemos es en verano, porque al estar los chicos de vacaciones cuentan con más libertad y tiempo. Los padres desean saber los movimientos de sus hijos y verificar, por ejemplo, si un chico que dice que va a dormir a casa de un amigo no aprovecha para asistir a fiestas de algún pueblo», señalan desde la agencia de detectives logroñesa Aipasa.

La vigilancia del cumplimiento de bajas laborales y las infidelidades conforman el grueso del trabajo de las agencias de detectives privados. Sin embargo, el seguimiento a menores está progresivamente ocupando un lugar nada desdeñable en las agendas de los detectives. «Aproximadamente el seguimiento a jóvenes nos ocupa entre el 25 y el 30% de la carga de trabajo» indican desde la agencia Aipasa.

Por su parte, la otra agencia riojana de investigadores, Alcas IC, se mueve en registros similares. «La vigilancia a menores nos ocupa un 30% del total de nuestras obligaciones», apuntan.
Desde el 2007 los teléfonos de las agencias de detectives no han parado de sonar para atender demandas de vigilancia del comportamiento de los jóvenes. «Hace unos años apenas hacíamos trabajos de estas características», señalan desde la agencia Abainves, radicada en Zaragoza aunque también trabaja en La Rioja. Por ejemplo, en Aipasa, la demanda de estas peticiones ha aumentado entre «el 10 y el 20%» con respecto a 2008.

Otro dato a destacar es el descenso de la edad media de los jóvenes cuyos padres requieren de los servicios de las agencias de detectives. «Normalmente veníamos ocupándonos de controlar a jóvenes de entre 16 y 22 años, pero ahora nos están encargando vigilar a chicos más jóvenes, incluso de 11», señala un detective de la agencia Alcas IC.

Difícil seguimiento

El seguimiento de un joven no es empresa fácil. «Normalmente necesitamos dos o tres personas para hacer una vigilancia exhaustiva, porque los chicos suelen moverse en motocicletas o coches, y si no tienen, suelen venir a recogerles otros chicos, lo que nos obliga a hacer un gran despliegue para no perderle la pista», señalan desde Aipasa.

«Las familias acuden a nosotros porque cada vez ven que hay más problemas sociales y por la publicidad que se les hace, y están temerosos de lo que les pueda pasar a sus hijos», comenta un responsable de Aipasa.

Otra situación típica con la que se encuentran los detectives es la de chicos cuyos padres están en trámites de divorcio. «Nos hemos encontrado con chicos cuyos padres se están disputando la custodia y el hijo mantiene comportamientos totalmente opuestos según el carácter y la manga ancha del padre o de la madre», puntualiza un titular de la agencia Abainvés.

Los padres no sólo solicitan los servicios de las agencias de detectives privados para que desempeñen actividades de vigilancia o seguimiento. «Una vez que se ha averiguado el problema se realiza un informe detallado que se entrega a los padres y a veces nos piden un servicio de asesoramiento para tratar de reconducir la conducta de su hijo. A menudo, los padres nos pregunta qué es lo que deben hacer con sus hijos», comentan desde Aipasa. Aunque, lógicamente, esa ya no es la labor de los detectives privados.

http://www.larioja.com/20090730/rioja-region/estara-haciendo-hijo-20090730.html