Se trata de 43 historias breves, que se cuentan en unas pocas páginas, y que plantean un enigma final que el lector debe resolver. En ocasiones, la solución depende de un razonamiento lógico o matemático, pero en otras se trata de prestar atención a los datos ofreciendo -separando el grano de la paja- para descubrir al criminal y en alguna ocasión, el lector debe aplicar sus conocimientos del mundo del hampa para descubrir la verdad.
Lo más curioso de este libro es que su lectura de corrido, sin intentar resolver los crímenes, es muy entretenida. En el centro de la narración hay uno de esos detectives deliciosamente raros, el profesor Sisley, de la mejor tradición de la novela de misterio (en este caso, antiguo policía y ¡arqueólogo!) que acaba resolviendo los casos más insólitos.
Dependiendo de tu destreza averiguaras que clase de detectives eres.