
En esencia la ley extiende el concepto de fraude más allá de los casos clásicos -como el fraude de Bernie Madoff, donde un sinvergüenza usa el engaño para quitar dinero a personas- para atender situaciones en las cuales los malhechores engañan a sus víctimas con métodos menos tangibles.
Si un juez o gobernador acepta un soborno, no necesariamente está robando dinero, sino que está fallando a la parte "honesta" de los servicios que proporciona y que se esperan de él. Asimismo, si el encargado de una compra corporativa acepta dinero por parte de sus vendedores, está privando a su empleador de sus "servicios honestos".
http://www.cnnexpansion.com/tecnologia/2010/01/06/una-ley-honesta-pero-ambigua