Son auténticos "conseguidores". Muchos de ellos contactan con los turistas, jóvenes sobre todo británicos, en sus mismos hoteles de Magaluf y Palmanova. Les proponen excursiones organizadas por los bares de Punta Ballena, bien regadas de alcohol y a precio módico. Y si el turista requiere algún servicio extra, como sustancias estupefacientes o contactos con prostitutas, ellos se lo facilitan. Una investigación de la agencia de detectives Cabanach, contratada por la Asociació de Comerciants i Empresaris de Serveis Turístics de Mallorca (Acotur) ha desvelado las actividades de al menos dos grupos organizados de "tiqueteros" que operan en la zona.
La asociación ha presentado media docena de denuncias contra estos grupos durante los últimos meses.w Las quejas. Acotur, una asociación que engloba a propietarios de distintos establecimientos de la zona, venía recogiendo desde el año pasado las quejas de algunos de sus miembros –propietarios de bares, pubs, cafés concierto y salas de fiesta– por la competencia desleal que suponen algunos de los bares de Magaluf que se benefician de los recorridos organizados por estos grupos. Con la llegada del verano se han reproducido estas actividades, y la asociación ha renovado sus quejas. Hasta una decena de denuncias han sido remitidas al Ayuntamiento de Calvià alertando de las prácticas que realizan estos grupos, cuyos principales responsables están perfectamente identificados."Esta actividad clandestina se mueve y opera por el municipio, con entre cuatro y seis relaciones públicas (tiqueteros), moviendo, guiando y organizando estas rutas, incumpliendo la normativa de publicidad dinámica", se relata en una de las denuncias, dirigida al alcalde de Calviá, Carlos Delgado, el pasado mes de abril.
En los meses siguientes se han sucedido nuevas denuncias sobre las actividades del grupo de tiqueteros y las condiciones de funcionamiento de una serie de bares de la zona, donde son conducidos los turistas que participan en las excursiones. Los responsables de Acotur critican que estos bares exceden notablemente el aforo máximo permitido, así como el volumen de la música y otras características, como el uso de luces destellantes, bailarinas o pistas de baile, que convierten estos locales en auténticas discotecas encubiertas.w Los seguimientos. En la asociación de comerciantes decidieron contratar a una agencia de detectives para confirmar las actividades de estos grupos de tiqueteros y fundamentar sus denuncias.
Así, los agentes de la Agencia Cabanach se apostaron a lo largo de los meses de mayo y junio en la zona de actuación de estas personas y realizaron un seguimiento que se tradujo en una serie de informes sobre las actividades del grupo. Durante este tiempo, los detectives confirmaron la presencia de más de cincuenta tiqueteros en la zona, pero se centraron en un grupo organizado, dirigido por una joven británica, que se había convertido en el más activo de Punta Ballena.Este grupo contaba con unos quince jóvenes dedicados a la captación de turistas para participar en excursiones guiadas por determinados bares de la zona. Pero además, los investigadores privados descubrieron que iban más allá.
Algunos de ellos contactaban a los turistas en sus mismos hoteles y allí se comportaban como líderes de los grupos, organizaban excursiones en barco, donde montaban una fiesta en alta mar, y luego proseguían la marcha por una serie de bares de Punta Ballena. El grupo contaba con su propio equipo de seguridad durante las excursiones. Varios de sus miembros, jóvenes corpulentos, portaban unas camisetas negras con la palabra "Security" a la espalda.w Droga y prostitución. El seguimiento realizado por los detectives apuntó a que las actividades ilegales del grupo podían ir más lejos. Además de la captación de los turistas, algunos de los tiqueteros se dedicarían a hechos delictivos, como robos en las habitaciones de hoteles y asaltos a turistas borrachos.
También facilitarían la posibilidad de comprar droga a los turistas interesados: los detectives observaron que enviaban a conductores a Son Banya, al parecer con la intención de adquirir las dosis requeridas por sus clientes durante las noches de fiesta. De igual manera facilitaban los contactos entre los turistas y mujeres que practican la prostitución en la zona.En los informes que la Agencia Cabanach facilitó a la asociación de empresarios se confirmó que, durante el recorrido por los bares de Magaluf organizado por el grupo se había detectado tanto el mercadeo de sustancias estupefacientes como la permisividad en el consumo, y accesos en grupos de tres y cuatro personas a los aseos, presumiblemente para consumir drogas.
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